EL SEÑOR DE LOS CONSUELOS
La imagen representa lo que implica la venida del Reino en la asistencia a un enfermo. En la escena podemos ver:
El enfermo
Llega con su cruz a cuestas y se la ofrece a Jesús. Tiene su propia pasión a la vista: en su actitud de fatiga y
en el suero que lo acompaña. Está además descalzo, en signo de la pobreza que engendra consigo la enfermedad,
esa sensación de vulnerabilidad que significa estar enfermo.
Jesús
Es Cristo resucitado, por eso viste de gloria, con tonos blancos y amarillos. Viene con su gloria a consolar al enfermo,
pero a su vez conserva el recuerdo de su pasión. Esto se nota en los estigmas de sus manos y en su actitud corpórea de cruz,
que modifica para abrazar al enfermo. La cruz de atrás, es ahora también la cruz del propio Jesús. Pero ahora Él está resucitado
por eso esa cruz se llena de luz. Con su mirada busca al enfermo para sostenerlo y consolarlo. No tiene pies porque ya no es
de este mundo, aunque está en medio nuestro.
La médica
Colgó su estetoscopio en el bolsillo para tener esa mano libre para contener al enfermo. Con esto, se anima a dejar su ciencia
para dar un salto de humanidad. Y al hacerlo, lo que encuentra en el hombro de su paciente es la maño del Señor. Su encuentro
con Dios nace de querer acompañar al enfermo. Está, además, calzada en actitud de servicio.
El reloj
Marca las tres de la tarde. Es la hora de la pasión, pero no la de Jesús, sino la del enfermo. Se ve entonces que el reloj
marca en momento (la hora) del encuentro de las dos pasiones. En definitiva Jesús glorioso, recordando su pasión,
acompaña la pasión del enfermo.
El cartel o flecha de salida
Marca con su dirección que la salida esta casualmente en el encuentro de esas dos pasiones, sea propiciando el encuentro (personal
de la salud) o viviéndola (enfermo).
La imagen es una pintura en óleo realizada por la sra. Cecilia Giacomelli.